Por Alfonso Vegara, Fundador y Presidente de Honor de la Fundación Metrópoli
Vivimos en un mundo de ciudades, nuestro Planeta es cada vez más urbano. Las ciudades son los nuevos motores de la economía global y, al mismo tiempo, pueden ser los principales actores ante los retos del cambio climático y lucha contra la desigualdad y la pobreza. El nivel de interdependencia entre ellas es cada vez mayor y gozamos de una conectividad física y digital creciente. El tamaño de las ciudades también está cambiando, hasta el punto que las delimitaciones administrativas tradicionales están siendo cada vez más irrelevantes cuando buscamos respuestas a los grandes objetivos de desarrollo, equilibrio y sustentabilidad ambiental. Si en el pasado vivíamos etapas en las que el mundo estaba organizado en Imperios y posteriormente en Estados-Nación, en el futuro, viviremos cada vez más en un mundo de ciudades, en un mundo de SuperCiudades.
En el inicio del siglo XXI, estamos experimentando una de las transformaciones más profundas y aceleradas de la historia de la humanidad. La innovación tecnológica, el desarrollo de las telecomunicaciones e Internet, están propiciando la emergencia de un nuevo orden económico internacional que se refuerza con la progresiva disolución de las barreras comerciales, la formación de grandes bloques económicos y la expansión de los mercados.
Esta “revolución digital” sin precedentes se caracteriza por la confluencia de cuatro megatendencias: la computación en la nube, los dispositivos móviles, las redes sociales y la inteligencia aplicada al Big Data. Esto está cambiando la forma en la que las personas viven, trabajan, se divierten, aprenden y se relacionan. También está cambiando la política, la economía, la sociedad, y por supuesto las ciudades, que gozan hoy de unas oportunidades inexistentes previamente.
La globalización ha facilitado importantes avances, pero ha surgido también “una gran fractura” entre los países, las ciudades, las empresas y las personas que se integran y los que no se integran en este nuevo orden económico. Hoy las diferencias entre los países ricos y los países pobres siguen siendo abismales y las ciudades, especialmente las grandes ciudades de los países en vías de desarrollo, están experimentando con especial virulencia los efectos contradictorios de la globalización.
En las grandes ciudades se concentran los centros que lideran la economía mundial y la pobreza más atroz, vemos un paisaje de segregación social creciente, la emergencia preocupante de la violencia y la inseguridad. Las ciudades afrontan hoy retos de gran magnitud y es necesario buscar nuevas formas de cohesión social, de protección de nuestros ecosistemas y de respuestas responsables ante los retos del Cambio Climático.
Nuestras ciudades, casi siempre con recursos económicos limitados, con periodos de gobierno cortos y con escaso poder político, deben afrontar retos formidables, por ello hemos denominado SuperCiudades a esta generación de lugares singulares que, a través del liderazgo, de la creatividad y de una visión compartida están generando un magnetismo especial y están desarrollando iniciativas y proyectos de gran impacto.
La Inteligencia del Territorio
Estas SuperCiudades están siendo capaces de detectar la “Inteligencia del Territorio”. Son los nodos de innovación y creatividad de nuestro Planeta. Una nueva generación de SuperCiudades se vislumbra como la solución ante los grandes retos que afronta la humanidad.
Las SuperCiudades están lideradas por actores que están alcanzando una relevancia creciente en nuestra sociedad: alcaldes con visión, profesionales, empresarios, artistas, funcionarios, académicos y ciudadanos comprometidos, que cuando son capaces de colaborar, alcanzan logros excepcionales al servicio de la comunidad.
Las SuperCiudades se adaptan para operar en un entorno de una dimensión mayor que los términos municipales y áreas metropolitanas tradicionales, y en un contexto más abierto de interrelaciones físicas y digitales. Se desenvuelven en una escala territorial y funcional nueva que estimula sinergias y complementariedades estratégicas. Las SuperCiudades son capaces de articular un “diálogo inteligente” con los sistemas de ciudades y ecosistemas ambientales de su entorno como marco de referencia en el que descubrir sus oportunidades clave y su vocación futura.
Las SuperCiudades, al margen de su tamaño o de su nivel de desarrollo actual, son territorios que buscan la excelencia y asumen el compromiso de contribuir desde su ámbito de acción a “transformar el mundo” y ser un referente para otras ciudades. Para ello son capaces de descubrir su propia identidad y sus componentes de excelencia como base para definir su perfil urbano, activar sus redes de cooperación y desarrollar su propio proyecto de ciudad.
Los retos de las SuperCiudades
Estas SuperCiudades afrontan hoy día 3 retos fundamentales:
El primero es la lucha contra el cambio climático. La dimensión ecológica de lo urbano, el diálogo sensible con el medio natural y el uso responsable de los recursos naturales.
El segundo es la necesidad de una mejora profunda y progresiva del gobierno del territorio. La gobernanza adquiere en las ciudades actuales una dimensión estratégica.
El tercero es la sociedad digital, no sólo bajo las iniciativas de smart city, o utilización de la tecnología digital para la mejora sustancial de la eficiencia de los servicios urbanos, sino como desarrollo integral de la sociedad del conocimiento. El potencial extraordinario de la educación, la ciencia y la tecnología digital para estimular el talento local y para la creación de ecosistemas de innovación en las ciudades.
Fuente: Anuario Inmobiliario 2017 – www.mktre.com/anuarioinmobiliario