Un video que mostraba a los anfitriones repartidos por todo el mundo, tocando el timbre de sus casas, sustituyó el tradicional toque de campana que marca la apertura de Wall Street. La salida a la Bolsa de Airbnb debutó con un alza de 114%, hasta los 146 dólares, que poco después se impulsó hasta los 165 dólares. Ello se traduce en una revalorización del 142,6% respecto a los 68 dólares en los que había fijado el precio de su OPV.
En los compases posteriores de la jornada, retornaron a una cotización en el entorno de los 145 dólares, lo que significa que la valoración global de la compañía ha alcanzado hasta los 101.600 millones de dólares. Una cifra muy por encima de los 30.000 millones que esperaba alcanzar en el estreno bursátil.
La firma fundada por Brian Chesky, Nathan Blecharczyk y Joseph Gebbia hace 13 años, cerró con 86.456 millones de capitalización bursátil y superaría los 100.000 millones, si se incluyen opciones a empleados y acciones restringidas. Es por ello que la salida a Bolsa de Airbnb se considera la mayor de 2020 en Estados Unidos, según reseñó la agencia de noticias Reuters. Supera de esta forma a Booking, otro girante del sector, que rondaba los 86.200 millones.
Los inversores sienten que comprando acciones de Airbnb están apostando por el surgimiento de un nuevo gigante en su sector, señaló Gregori Volokhine, gerente de cartera de Meeschaert Financial Services a la agencia AFP. “Actualmente la gente tiene miedo de ir a hoteles, lugares públicos, hay un verdadero apetito por alquileres en lugares individuales. Y la competencia, como Expedia, está muy por detrás”, dijo Volokhine.
Un año difícil para la salida a la Bolsa de Airbnb
Este estreno en el Nasdaq supone una gran recuperación para Airbnb, ya que la primera mitad del año sufrió graves consecuencia por la pandemia y las restricciones internacionales al turismo. En ese momento, la situación llevó a retrasar su anunciada salida a Bolsa y a anunciar el despido de 1.900 trabajadores, 25% de su plantilla.
Airbnb fue valorada en tan solo 18.000 millones de dólares, en una primera ronda de captación con inversores privados el pasado mes de abril. Una cifra muy inferior a los 31.000 millones de dólares, que había arrojado otra ronda similar en 2017.
La empresa con sede en San Francisco (California, EEUU) ha registrado pérdidas acumuladas en los nueve primeros meses de 2020, en 697 millones de dólares. Pese a la caída generalizada de ingresos y a las pérdidas anuales, la compañía obtuvo en el último trimestre (de julio a septiembre de 2020) beneficios netos de 219 millones de dólares. Ello fue debido tanto al pequeño repunte de la actividad veraniega, los fines de semana largos y las vacaciones en lugares cercanos, como al deseo de las personas de trabajar a distancia desde un lugar distinto al hogar y a la reducción de los costes de personal.
La historia de una revolución
En 2007, Brian Chesky y Joe Gebbia buscaban cómo pagar su alquiler y crearon un sitio web, que bautizaron AirBedandBreakfast.com, para ofrecer hospedaje barato en colchones inflables a los participantes de una conferencia. En 2008, a los dos amigos se les unió el informático Nathan Blecharczyk, fue entonces cuando oficialmente nació Airbnb.
La empresa revolucionó la industria del turismo y de los viajes de negocios. A medida que la crisis financiera se extendía por todo el mundo, la idea de encontrar un alojamiento temporal más barato o de conseguir un poco de dinero alquilando una habitación, sumó rápidamente numerosos simpatizantes.
Pero la plataforma ha encontrado obstáculos en el camino. Autoridades municipales y hoteleros han restringido su actividad, preocupados por ver que viviendas privadas se convierten en hoteles, privando de eventuales viviendas a la gente. Han argumentado que esta modalidad favorece la especulación inmobiliaria y genera déficit para el sector hotelero tradicional. No obstante, en la actualidad, Airbnb ya cuenta con cuatro millones de anfitriones y más de 825 millones de clientes repartidos por todo el planeta.