Hace más de una década el ingeniero mexicano Enrique Granell solía correr en uno de los pocos pulmones verdes que había en la Ciudad de México. El Bosque de los Remedios, ubicado en la periferia de la capital del país, tenía una envidiable flora, fauna y varias fuentes naturales de agua cristalina. “Hoy, ese paisaje es historia”, dice Granell. Los residuos de la construcción en CDMX han invadido linderos, calles, banquetas e incluso parques y ejidos.
De sus 450 hectáreas iniciales, solo quedan 100. En los últimos cincuenta años, los asentamientos irregulares y el avance del asfalto lo han convertido en un terreno desoladoramente gris. Se cortaron árboles, se rellenaron cuencas y barrancas con cascajo. Las sendas que invitaban a correr ahora están cubiertas de escombros.
Esa historia se repite en varios sitios de la capital mexicana. La Ciudad de México genera, al menos, 14 mil toneladas de residuos de la construcción y la demolición (RCD) al día. No hay datos oficiales de efectos adversos hacia la salud de las personas, pero sí se han identificado impactos ambientales que han ido mermando el entorno natural de la urbe.
“El problema de los residuos de la construcción es un problema ambiental, principalmente”, dice la directora de Evaluación de Impacto y Regulación Ambiental de la CDMX, Lilian Guigue. “Por eso lo estamos atacando desde la Secretaría del Medio Ambiente (SEDEMA)”.
Una de las estrategias que han implementado ha sido una convocatoria, la primera en su tipo en la historia del país, para la instalación y operación de plantas de tratamiento y aprovechamiento de residuos de la construcción en CDMX. La misma se publicó a principios de 2020.
Hace unos días, la SEDEMA anunció las cuatro empresas finalistas que pasarán a la siguiente ronda. Una de las seleccionadas es Concretos Reciclados, la empresa que dirige Enrique Granell, quien hace 15 años dejó la minería con el anhelo de volver a tener su ciudad y su Bosque de los Remedios libres de escombros. Hoy se dedica a reciclar lo que nadie más recicla: los residuos de la construcción.
De residuo a concreto útil
La planta de reciclaje de Concretos Reciclados, ubicada en Iztapalapa y creada en 2004, no solamente es la única empresa dedicada al reciclaje de residuos de la construcción en CDMX y en América Latina. También es el único sitio autorizado dentro de la CDMX para su disposición. De las 14 mil toneladas de RCD que genera la ciudad al día, la planta recicla 1.500, y lo hace con un método basado en tres principios: limpiar, triturar y separar.
El proceso inicia con la llegada del escombro, conformado por todo un menú de materiales: tabique, concreto, monteros, losetas, azulejos, mampostería, entre otros. Una de las primeras reglas es que debe llegar libre de materiales indeseables (papel, plástico, telas, cartón, o madera) que puedan afectar la calidad de los productos reciclados.
“Nuestros clientes no estaban acostumbrados a traer el escombro limpio. Pero poco a poco se han ido acostumbrando porque es el principio de todo buen reciclaje. Lo más fácil de limpiar es el escombro, tal y como lo hacemos en casa: separamos lo orgánico de lo inorgánico, por lo menos. Mientras más separas es mejor, más ayudas, porque puedes mandarle a cada quién lo suyo”, explica Granell.
Los RCD se reducen a un tamaño máximo de 3 pulgadas y se almacenan para venderlos como concretos reciclados que se usan para construir caminos, carreteras, casas de 1 o 2 pisos, banquetas o mobiliario urbano. Le dan, con ello, una nueva vida útil a los escombros que no sólo resultan más baratos, sino que tienen los mismos estándares de calidad que los concretos naturales.
El camino del reciclaje de residuos de la construcción en CDMX
Si una empresa o individuo realiza una obra en la CDMX, por ley estaría obligada a llevar sus residuos a algún sitio de disposición oficial. Sin embargo, la mayoría de los constructores desatienden esta ley con abrumadora frecuencia y, desde hace décadas, los gobiernos hacen muy poco para que se cumpla.
Una razón es la alarmante ausencia de sitios oficiales para su disposición. Además de Concretos Reciclados, hay otros 24 depósitos registrados oficialmente en el Estado de México, en municipios como Texcoco o San Vicente Chicoloapan, que están a 25 o 30 kilómetros de los principales puntos de la capital.
Con la publicación de la nueva norma y los resultados finales de la convocatoria para las plantas de tratamiento, el gobierno de la CDMX pretende empezar a saldar la deuda que se ha acumulado como si fueran montañas de cascajo en las calles. Pero el camino es largo.
De acuerdo con Granell, a pesar de que la norma obligaría a los constructores a llevar sus residuos a sitios autorizados, queda un problema pendiente: hay que consumirlos. “De nada sirve que reciclemos todos los RCD que genera la ciudad, si no hay quien los compre. Necesitamos que quienes construyen, sean empresas o gobiernos, también estén obligados por ley a que cierto porcentaje de las obras se haga con materiales reciclados. Así ganaríamos todos”.