En el viaducto de La Novena, en Bucaramanga, se invirtieron más de 134.000 millones de pesos.
Tras superar el desfinanciamiento de la obra y tardarse 53 meses en la construcción, el doble de lo estimado inicialmente, la Alcaldía de Bucaramanga inauguró este miércoles el puente urbano más largo y moderno de Suramérica y el más alto del país.
En la construcción del viaducto atirantado de 6 carriles, 550,8 metros de longitud, 30 de ancho y 2 pilones centrales con 112 y 132 metros de altura –equivalentes a un edificio de 40 pisos– se invirtieron más de 134.000 millones de pesos.
La estructura se encuentra en la calle 45 con carrera 9.ª y unirá al centro con el occidente de la ciudad. Esta tarde será habilitada para el público, en un acto al que asistirán el presidente Santos y el presidente de Findeter, Luis Fernando Arboleda, entre más de 5.000 invitados.
El puente, que pesa 7.536 toneladas, cuenta además con 7.820 luminarias led de alta potencia, que tienen la capacidad de cambiar de colores e integrar en su proyección varios cuadros de imágenes o marcas, tipo textos de alta resolución que ofrecen gran definición en el intercambio de luces.
La inversión global de la iluminación fue de 12.000 millones de pesos e incluye iluminación funcional y arquitectónica, semaforización de la intersección de la calle 45 y compra de cuatro cámaras de seguridad.
“La obra se pensó para que fuera un ícono, no solo por su función, sino desde el punto de vista estético”, dijo el ingeniero mexicano Jesús Manzo Suárez, quien dirigió la construcción al frente de la empresa azteca Mexpresa.
Que sea atirantado lo hace más especial, pues “este tipo de estructuras son las joyas de la corona en la ingeniería”, agregó Manzo.
La construcción del gigantesco puente se constituyó en un reto multidisciplinario en el que la ingeniería y la proveeduría nacionales e internacionales se exigieron al máximo.
Pero, más allá de sus cualidades estéticas y turísticas, expertos consideran que el viaducto no puede ser considerado aún una solución a los inconvenientes de movilidad que tiene hoy Bucaramanga, pues este es solo una parte de la troncal Norte-Sur, que aún no se construye.
“Puede ser una solución vial, pero solo si se completa la troncal. Así como está, el tráfico va a morir en el barrio Mutis (sur del viaducto)”, aseguró Luis David Arévalo, presidente de la Sociedad Santandereana de Ingenieros.
La troncal es un proyecto de ampliación y modernización de la conexión entre la entrada oriente a la ciudad (vía a Cúcuta), hasta el anillo vial metropolitano, con el que se pretende generar una conexión veloz para el occidente de la ciudad.
Fuente: El Tiempo