Un proyecto de 169 mil millones de pesos mexicanos (USD 10,4 mil millones) para construir un nuevo aeropuerto internacional en Ciudad de México está a punto de despegar, después de que el gobierno anunciara que espera avances en el segundo semestre de este año.
El aeropuerto es el más importante de una serie de proyectos de gran envergadura diseñados para mejorar las deficiencias del sistema de transporte y logísticas del país, destacando el continuo compromiso del gobierno con el desarrollo de infraestructura pese a las recientes cancelaciones de proyectos.
Expansión por fases
La Secretaría de Comunicaciones y Transportes, SCT, anunció los detalles del nuevo aeropuerto a principios de julio. Con 95 mil millones de pesos (USD 5,9 mil millones) en obras divididas en 21 paquetes, el nuevo aeropuerto comenzaría a operar en 2020, según Manuel Ángel Núñez Soto, CEO de Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, GACM, el futuro operador del terminal.
Gerardo Ruiz Esparza, el titular de la SCT, dijo que las licitaciones serán subastadas en tres fases, que comprenderán obras preliminares, componentes de infraestructura y aspectos relacionados con la puesta en marcha. Una vez terminado, el nuevo aeropuerto será capaz de manejar unos 120 millones de pasajeros al año, frente a los 32 millones de la actualidad.
Las licitaciones de la primera fase, que se enfocará en nivelación de terrenos, alcantarillado y suministro de electricidad, además de en tres pistas de aterrizaje, una torre de control y un centro de control, se lanzarán en septiembre. El segundo bloque de licitaciones incluirá el edificio del terminal, las plataformas de embarque y los sistemas electrónicos de control aeroportuario, y se lanzará durante el primer semestre del próximo año. La tercera y última fase, que incluirá una estación de bomberos, instalaciones de apoyo, estacionamientos y carreteras, está programada para fines del segundo semestre de 2016 o principios de 2017.
Aunque la empresa californiana de ingeniería Parsons gestionará el proyecto, Esparza subrayó un deseo de que participen empresas mexicanas formando consorcios con firmas extranjeras “cuando sea necesario”, dijo a la prensa local en julio.
Analizando las cifras
No todos los proyectos de infraestructura se han desarrollado según lo programado. Según la consultoría estadounidense GG/LA Infrastructure, México es responsable por dos de las últimas cinco mayores cancelaciones de proyectos de infraestructura en América Latina: La construcción de un tren de alta velocidad entre Ciudad de México y Querétaro, por USD 4,3 mil millones, y el proyecto ferroviario transpeninsular en Yucatán, por USD 800 millones.
Pero esto no es tan impactante para la industria como podría pensarse. Gustavo Arballo, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, dijo a la prensa local que la cancelación del proyecto ferroviario Ciudad de México-Querétaro representa una pérdida de apenas 0,1% de la contribución del sector de la construcción al PIB en 2015.
Sin embargo, hay avances en otros proyectos clave. El Presidente Enrique Peña Nieto ha dicho que supervisará personalmente el progreso del nuevo aeropuerto y el proyecto de transporte ferroviario de pasajeros entre Ciudad de México y Toluca, aunque Esparza anunció hace poco que las obras han comenzado en el 80% de los proyectos incluidos en el plan nacional de infraestructura. A 17 de julio, 17 de las 52 nuevas carreteras (más de 3000 km) se han terminado, mientras que 25 puertos marítimos están siendo modernizados. La meta es duplicar su capacidad combinada a más de 500 toneladas por año.
Luis Videgaray, Secretario de Hacienda y Crédito Público, acogió este compromiso con el gasto en infraestructura. “El hecho de que enfrentemos ajustes de presupuesto este año y el próximo no significa que debamos dejar de lado la infraestructura. Al contrario, México está bien posicionado para ser uno de los principales motores de desarrollo de infraestructura en la región”, dijo en una conferencia realizada en junio.
Financiamiento de proyectos
Pese a la cancelación o postergación de algunas iniciativas contempladas en el plan de reforma estructura del Presidente Peña Nieto, debido a los menores precios de los hidrocarburos y problemas presupuestarios, los funcionarios destacan un compromiso para realizar proyectos de infraestructura críticos, como el nuevo aeropuerto de la capital.
La SCT ya ha asegurado unos USD 3 mil millones en créditos para financiar el proyecto aeroportuario, provenientes de un consorcio bancario internacional, mientras que GACM emitirá USD 1.000 millones en bonos hacia fines de año para financiar la construcción. Según la prensa local, el grupo usaría las tarifas del actual aeropuerto para garantizar la emisión.
Nuevos fondos privados podrían complementar el gasto estatal. Carlos Méndez, vicepresidente de la firma mexicana de construcción ICA, ha sugerido que asociaciones público-privadas podrían abrir otras fuentes de financiamiento, mientras que las reformas promulgadas en 2009, que permiten a los fondos de pensiones mexicanos, conocidos como Afores, invertir en fondos de capital privado enfocados en infraestructura, han introducido más flexibilidad.
Desde febrero de 2104 los Afores han invertido casi el 4% de los activos bajo su gestión, que llegan a unos USD 6,5 millones, en valores estructurados, incluyendo certificados de desarrollo de capital y fondos de desarrollo inmobiliario, según Business Monitor International. Aunque estos fondos han sido el instrumento de inversión más usado hasta la fecha, los Afores podrían ganar una importante cuota de participación en el financiamiento de obras de infraestructura.