Se cierra un año más, un año teñido por los vaivenes de la situación económica mundial, la irrupción fuerte del proteccionismo impuesto por la administración Trump en la máxima potencia mundial, la guerra comercial que ello ha desatado y sobre todo el impacto que la misma provocó en la relación USA – China, todo seguido muy de cerca por Rusia y Alemania.
Europa con lo suyo, el problema migratorio que le provoca la llegada a sus tierras desde el otro lado del Mediterráneo y la amenaza de algunos de sus integrantes de seguir el ejemplo de Gran Bretaña, la que se encuentra en la recta final de un Brexit que, si volviera a ser votado hoy, sería posible que nunca ocurriera. Paradojas de la vida de hoy, de la política, de quienes la practican e incluso de quienes hastiados de sus resultados han contribuido con su desidia a que el Brexit sea una realidad que pareciera la mayoría de los habitantes ya no quiere. A la hora de escribir estas líneas, Francia se debate en una crisis muy importante que ha paralizado su ciudad capital, París, merced a los desmanes de las “chaquetas amarillas”, quienes se han puesto al frente de las demandas contra Macron.
Todo esto en el marco de lo que muchos avecinan podría ser el comienzo de un nuevo ciclo de baja de la economía mundial que podría comenzar a hacerse visible en el segundo semestre de 2019.
En ese contexto nuestra región se prepara para algunos cambios importantes, algunos que han comenzado a dar sus primeros pasos, como es la asunción de López Obrador como nuevo presidente de México, lo que marca un cambio de rumbo importante al menos en el signo político de quienes tuvieron hasta hace semanas la responsabilidad de llevar adelante los designios de la mayor economía de Latinoamérica durante los últimos años.
Las paradojas vuelven a presentarse ahora en nuestra región. Al cambio mencionado le seguirá en breve el arribo del nuevo presidente de Brasil. Bolsonaro ejemplifica un cambio absolutamente a la inversa del que nos muestra México. Bolsonaro deja atrás años de populismo para liderar un proyecto totalmente distinto, lejos del populismo del PT de Lula y Dilma y que presenta algunas amenazas de poder encaminarse a recorrer un camino parecido al de Trump, al menos en los temas de proteccionismo y cuestiones relativas a la seguridad interna.
Teniendo en cuenta que se trata de la segunda economía de Latinoamérica, las implicancias, dependiendo de como finalmente se oriente el nuevo mandatario, redundarán en lo que pueda ocurrir en muchas de las economías de la región. En tanto el Mercosur, el mercado de libre comercio que lideran Brasil y Argentina con los principales mercados Sudamericanos, deambula uno de sus peores momentos a la espera de la definición concreta de la nueva administración de Bolsonaro.
En el marco específico del panorama del desarrollo de hoteles y turismo en la región, con la cautela del marco descripto, nos encuentra un fin de año que muestra un crecimiento de muchos de los mercados, con la excepción de Chile y Uruguay quienes han sufrido el impacto de la crisis Argentina, principal generador de demanda de ambos. Sin embargo es importante señalar que los casos presentan diferencias. Chile pareciera que finalmente sufrirá menos ese impacto y la nueva administración instalada durante el corriente año con el liderazgo de Piñera, quien ha regresado a la presidencia de su país, han dado una bocanada de aire fresco a una economía que sentía la opresión de un régimen que la había comenzado a maniatar.
En el caso de Uruguay en cambio, la temporada del verano estival próxima a comenzar marcará definitivamente lo que pueda ser el próximo 2019. Los argentinos siguen siendo por lejos el principal mercado de ese país y pareciera que esto provocará una segura caída, la pregunta es cual será la magnitud de la misma. Habría que esperar hasta fines de febrero para confirmar ese dato.
Argentina enfrentará el 2019 como el año del recambio presidencial y allí se renovarán todas las dudas y expectativas, al margen de los errores cometidos, de la herencia recibida, de los cambios pendientes, etc, los argentinos decidirían que no hay vuelta atrás o, por el contrario, habrá un regreso al populismo degradante, decadente que ha marcado la era de los gobiernos que antecedieron al presidente Macri.
En lo personal, un argentino que ha decidido migrar ya hace siete años, no tengo dudas que al margen del “guiso político” que cocinan y comen solo los mismos políticos los argentinos hace ya tiempo que tomaron la decisión de un cambio que aun cuando no termina de hacer manifiesto en su vida real, esperan que este gobierno de transición que marcaran los primeros 4 años de Macri (en el caso que acceda a su reelección) sea un paso en el largo camino de la recuperación que demanda recomponer una economía y una sociedad devastada por el Kirchnerismo y buena parte de un peronismo que decidió acompañarlo y que ahora se esconde detrás de donde puede.
En los últimos dos meses, luego de la última edición de SAHIC en Medellín he recorrido los principales mercados de Latinoamérica y en los principales he encontrado una clara vocación de seguir apostando por nuevos proyectos, aun cuando en la mayoría se hace visible un claro reclamo hacia la clase política que pareciera no devolver a la sociedad el esfuerzo que la misma hace para mantenerla.
A todos, los mejores deseos para este próximo 2019 y a seguir batallando en el desarrollo de esta industria que todavía tiene mucho para dar.