Poner el foco en lo social y encarar los proyectos en relación con su vida útil, pero además una legislación precisa que sirva de contención e incentivo, son caminos a tener en cuenta ante el cambio climático, el rol de la arquitectura y la innovación. Un enriquecedor debate convocado por Áreas Globales entre representantes públicos y privados.
Auspiciadas por Hunter Douglas, Vasa y Refrigroup, las reflexiones sobre la innovación relacionada con la gestión, y también con el ciclo de vida de un proyecto, fueron desarrolladas por Eduardo Spósito, presidente de Argentina Green Buildings; Miguel Camps, titular de Argencons y de la AEV; el director nacional de Desarrollo Urbano, Pablo Güiraldes; Luciano García Saez, de TGLT; Juan Frigerio del estudio Foster y Partners; Martín Fabiani e Ignacio Herrero, de Ayres; Ricardo Bezprozvanoy, de Argentina Green Buildings; Guillermo De Negri y Rubén Schrott de Leder Denegri y Verdes Aires; Patricia Manghi del Grupo Syasa; Sergio Marzo de Mario Roberto Alvárez; Sohrab Yazdani de la consultora Green Group; Federico Crapanzano de FV; Omar Peralta de Refrigroup; Martín Repetto Alcorta; gerente Operativo de Desarrollo Urbano de Bs. As; Eduardo Requena de VASA; Victoria Wasserman de SAPA, y Maria Lambach, Pablo Caputo y Roberto Impellizzeri por Hunter Douglas.
El primer punto se planteó sobre cómo con los recursos existentes concretar un proyecto para que sea más eficiente, usando software de gestión para optimizar las posibles interferencias, cómputos, tiempos de obra y seguridad. Y otros temas como la separación de los desperdicios de la obra y determinar qué materiales se colocan. “Hay un enorme desafío en cómo se piensa un proyecto en relación con su vida útil de operación o en cuánto cuesta venderlo” opinó Spósito. Sin dejar de lado cuestiones tales como la orientación de las fachadas, la calidad de los vidrios, la racionalización en cuanto al uso de aire acondicionado y la climatización, sobre todo ahora con tarifas que están adecuándose a la realidad de lo que está pasando en el mundo.
CON EL FOCO EN LO SOCIAL
Si bien Juan Frigerio estimó que en Argentina no hay diferencias de cómo se construye en comparación con Europa, y se dispone de productos globales, la distinción pasa por las normativas. En todos los países europeos, Francia Inglaterra Alemania, hay que hay cumplir legalmente disposiciones que determinan la perfomance de las pieles, cómo tienen que actuar frente al clima “no es optativo poner una buena o mala fachada”. “Estamos trabajando en Rosario con TGLT, que es la primera ciudad que tiene un código sobre preservación de energía en las pieles, con el diseño integrado, vincular los master planes y los edificios al desarrollo social: cómo encarar temas de alimentación para que la gente pueda generar parte de los recursos que consume en el mismo sitio, así como el reciclado de los desperdicios, hasta la generación de su propia energía, lo cual da un crédito con la compañía de electricidad. Lo más avanzado es expandirse a temas más sociales” puntualizó Frigerio.
NORMATIVAS CLARAS
“En la Argentina hay una contradicción bastante clara entre lo que se quiere hacer y se implementa: no hay acceso a créditos blandos para el desarrollo de edificios sustentables”, puntualizó Luciano García Saez y agrega que, por el contrario, hay cuestiones impositivas, como ingresos brutos, que castigan el uso del VRV, y que salvo el caso de los edificios de oficinas, en lo que es vivienda es muy difícil incorporar parámetros sustentables.
De hecho, hubo coincidencia, en que es el propio mercado el que va creando las condiciones para cambiar los paradigmas. “El tarifazo es un incentivo muy fuerte para revisar la tecnología y las envolventes” señaló Miguel Camps, y agregó que es el Gobierno debe trabajar en línea con las empresas, para que la información llegue y se produzcan las modificaciones.
Por el momento, Patricia Manghi opinó que todavía es incipiente que los propietarios de edificios se preocupen por adecuarlos para que generen menores consumos: “confluyen razones económicas, falta de reglas y de educación de la gente”. Actualmente se distingue por el lado de la energía, que lo que más afecta es la envolvente, aislaciones y vidrios. Es que al calcular los costos adicionales a tener en cuenta cuando se estudian las mejoras necesarias del estandard para que sean edificios sustentables, la envolvente y el acondicionamiento significan aproximadamente un 70% de esos sobrecostos.
NUEVAS REGLAS PARA CONSTRUIR
Güiraldes sintetizó el enfoque del actual Ministerio y la situación que se encontró. En estos tres meses se está haciendo un inventario de las obras paradas y las deudas que se deben afrontar. “Sin embargo, el mandato del ministro es el de reactivar las obras paradas, que apuntan a una sustentabilidad muy básica, pero fundamental: un techo para las familias”.
En la búsqueda de ciudades más integradas, lo primero que se hizo fue un semáforo, donde están todos los parámetros desde el sitio hasta las características de la vivienda, que regula la factibilidad. “Después de estos meses de tratar de entender la situación y reordenar la cartera para que las obras se reinicien, el secretario de Vivienda y Habitat, Domingo Amaya puntualizó que necesitamos innovar. Para lo cual se requiere la colaboración de todos los que están en la construcción. Guiraldes detalló que se va a trabajar sobre cuatro aspectos: calidad, eficiencia en la llegada de esos materiales a la obra y en su uso y costos, “ hoy se construyen las casas más caras en comparación con otros países, lo que se debió en gran parte a la falta de controles de los últimos años”.
Sohrab Yazdani, presentó una mirada optimista, en su larga experiencia en la Argentina, sobre los cambios operados en plazos más amplios, con la voluntad de construir de manera sustentable, gracias a la innovación, a dejar los espacios de confort, y el liderazgo ejercido por profesionales y empresas para hacer las cosas bien. Pero esto corresponde a la segunda parte de la charla.
Fuente: Áreas Globales