Los establecimientos que combinan servicios de lujo con una atención personalizada deben ajustar sus números para enfrentar la caída en el turismo.
Atrás quedaron los años de la proliferación de hoteles boutique y sus altos márgenes de ganancias en la ciudad de Buenos Aires. Sólo entre 2005 y 2009 hubo 63 aperturas. Desde entonces, una serie de acontecimientos, que van desde una mayor competencia hasta la caída en el número de visitantes del exterior, cambió la ecuación del negocio, y sólo logran sobrevivir aquellos que aplican las mejores estrategias, aunque con ratios de rentabilidad acotados.
“Se puede decir que el sector vive el peor momento en 35 años. No hay cierres ni despidos masivos, pero las tarifas de los hoteles boutique están a un tercio de su valor en dólares, con un tipo de cambio atrasado y alta carga impositiva”, alerta Noel Verger, director de la división Hoteles de L. J. Ramos Brokers Inmobiliarios.
Para Esteban Bengochea, director de la consultora especializada en management hotelero BENS, los tres grandes drivers de recepción de negocios para los hoteles -corporativo, turismo y reuniones- están pasando por un momento complicado. “Cuando hay un mayor número de visitantes a ferias y exposiciones se da una mayor concentración en algunos barrios y genera overflow en otras zonas de la ciudad, que beneficia a los hoteles boutique. Sin embargo, hoy está todo planchado”, resume el panorama. “Hoy, sólo los hoteles que hacen muy bien las cosas pueden obtener rentabilidad y en esos casos, no supera el 5% anual sobre la inversión”, agrega el especialista.
En el segundo trimestre de este año, la caída del turismo receptivo fue del 6%, teniendo en cuenta los arribos al Aeropuerto Internacional de Ezeiza y Aeroparque, según el último informe del Ibdec. Los que aún llegan al país tienen una estada que promedia las 13 noches y Buenos Aires se queda con casi el 60% de las pernoctaciones, según revela el mismo informe.
“Hay dos problemas que enfrentan hoy los hoteles boutique: el mal momento del mercado hotelero en general y la falta de escala para afrontar los costos en alza, con un dólar atrasado”, asegura Arturo García Rosa, presidente de RHC Latin America y uno de los mentores de la resurrección del Alvear Palace Hotel, en los 80. “A su vez, los pequeños hoteles no tienen masa crítica y comercializan vía Internet el grueso de sus habitaciones, cuando esas agenciasonline cobran hasta un 30% de comisión”, advierte.
Un arma de doble filo
El concepto de hotel boutique, que no figura en ninguna legislación hotelera nacional, tiene al menos 15 años de existencia en todo el mundo, con sus orígenes en Europa. A nivel local vivió su momento de esplendor durante la década pasada, coincidiendo con un boom del turismo.
“El movimiento de turistas en la actualidad es justo y aquel que no se adaptó a las reglas de juego con otros parámetros, es decir, quien no está gestionando sus tarifas dinámicamente, está perdiendo negocios”, sentencia Bengochea y agrega: “Los huéspedes son los que tienen cada vez más poder y lo ejercen a través de portales como TripAdvisor, Booking o Expedia”.
Fierro Hotel abrió sus puertas en 2010 con 27 suites y desde entonces está en el top 10 de TripAdvisor. “Entendemos que es muy importante tener una buena valoración en los portales online y eso sólo se puede lograr teniendo como foco permanente la calidad en el servicio”, afirma el irlandés Ed Holloway, que ingresó a trabajar al restaurante UCO, una de las propuestas que ofrece el establecimiento, hasta que asumió la dirección del hotel hace 18 meses.
Para Guido Pacanowski, director de CasaSur Hotel Collection, empresa familiar de capitales argentinos que reúne tres establecimientos y 175 habitaciones, los portales traccionan muchísimos clientes, pero también generan una competencia feroz que reduce los precios. En este caso, sólo para alcanzar el punto de equilibrio necesitan una ocupación media superior al 50 por ciento.
En la década que comienza con la salida de la convertibilidad hasta 2012, el turismo se duplicó en Buenos Aires, y todos coinciden que los años dorados del concepto boutique se vivieron entre 2005 y 2008. Para García Rosa, incluso hasta 2011 el negocio estuvo bien, pero a partir de una serie de desarreglos que todos conocemos -cepo, inflación y pérdida del clima de negocios- se desalentó el sector.
“Un hotel de 30 habitaciones, muy bien manejado, necesita un 60% de ocupación sólo para no perder plata”, analiza el director de BENS, y resalta lo lejos que quedaron las tasas de ocupación en torno del 30% para cubrir los costos, con márgenes de rentabilidad, incluso superiores a los Estados Unidos.
Fuente: La Nación