Según datos del gremio que agrupa a los locatarios del sector, los recintos destinados al comercio pasaron de tres a 20 en el último tiempo.
Edificaciones antiguas, mueblerías y talleres mecánicos son parte de la esencia del tradicional barrio Italia de Santiago. Este, no obstante, ha ido evolucionando a través de los años, y ya es común asociarlo también con una extensa oferta gastronómica, galerías de arte y tiendas de diseño, entre otros tipos de negocio. En ese sentido, la explosión comercial que ha experimentado este sector de la capital, atrayendo a cientos de inversionistas y emprendedores, es uno de los aspectos más llamativos del último tiempo.
Hace diez años, por ejemplo, este barrio se emplazaba mayoritariamente en una sola cuadra de avenida Italia, entre las calles Caupolicán y Santa Isabel. Esta, a su vez, solo tenía un 50% de ocupación comercial. Pero, a partir de ese momento, empezó a surgir un interés por este espacio que empezó a atraer negocios distintos de los que históricamente habían estado en ese tramo. “Empezaron a llegar tiendas mobiliarias, de moda, de diseño, de artículos de cocina, de productos gourmet , etcétera, y hoy la ocupación comercial en esa cuadra es total”, señala Marcela Gaete, vicepresidenta de la Asociación Gremial Barrio Italia, quien explica que, de esa manera, el sector ha crecido hacia otras ocho calles. En ese sentido, desde la asociación comentan que existe un mapa del barrio que ya incorpora varias manzanas entre las comunas de Providencia y Ñuñoa. “Es una zona donde cada nuevo comerciante quiere estar para sentirse parte del barrio”, indica Gaete.
Como una manera de enfrentar la alta demanda por locales en este barrio santiaguino, una de las medidas que tomaron ciertos residentes fue habilitar sus casas en espacios comerciales. Así, varios vecinos del sector empezaron a darles un nuevo uso a sus viviendas y las transformaron en galerías que incorporaron varias tiendas en su interior. De esa manera, este formato ha crecido casi siete veces en cinco años: si antes no había más de tres galerías en el barrio, actualmente hay cerca de 20, y el número sigue creciendo. “Ha habido una explosión de nuevos proyectos de este tipo, principalmente los últimos dos años”, señala Gaete.
Hipster y familiar
A diferencia de otros lugares de la capital, este se destaca por su sello hipster y familiar que apunta a un público de nicho, que busca productos y servicios particulares antes que masivos. Un claro ejemplo de ellos son las tiendas de decoración, de diseño independiente y antigüedades que han llegado para ofrecer artículos únicos a sus clientes. Algo similar ocurre con la amplia variedad de restaurantes que se han ido instalando para satisfacer todo tipo de gustos. Además de los clásicos peruanos e italianos, a este barrio se han sumado ofertas gastronómicas que, entre otras, ofrecen comida francesa, venezolana, vietnamita y ecuatoriana.
Asimismo, como una manera de potenciar la imagen familiar que se busca proyectar de este barrio, desde la Asociación Barrio Italia indican que organizan eventos que mezclan la vida familiar con las actividades que se desarrollan en este lugar, que reúnen a cientos de personas en las calles.
Fuente: El Mercurio – Por: Pía Aguilar S.