Leyes de difícil aplicación, desconexión con los planteos del sector privado, la falta de normativas de carácter nacional, algunos de los temas en debate en el desayuno organizado por Áreas Globales, que generó un intenso intercambio de ideas entre el presidente de la Agencia de Protección Ambiental y los empresarios y especialistas invitados. Primera parte.
El encuentro, auspiciado por SAPA y Hunter Douglas, contó con la presencia del presidente de la Agencia de Protección Ambiental del ministerio de Ambiente y Espacio Púbico del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Juan Carlos Villalonga; la Ing. Verónica Roncoroni, coordinadora del IRAM; la arquitecta Adriana Miceli, profesora titular de Arquitectura Sustentable en la UBA; el arquitecto Guillermo Marshall del estudio Marshall y Asociados; el Ing. Daniel Cabaleiro de Alcemar; el Ing. Pedro Podestá, de Podestá Desarrollos y Construcciones; José Ignacio Juárez Ruiz de Constructora Sudamericana; César Aquilano de VASA; Arq. Karina Chiummiento, en representación de la empresa La Greca; Victoria Wasserman, Alberto Bustos y Mariano Cuello por SAPA; y María Lambach, Romina Sánchez, Pablo Caputo y Roberto Impellizzeri de Hunter Douglas.
Juan Carlos Villalonga reconoció que si bien hubo “una fuerte inserción internacional en torno a lo que es la agenda verde, en el área de la construcción es donde menos se ha hecho”. Tras citar que se ha avanzado en temas de movilidad, Buenos Aires se ubica en el número 14 de un ranking por los esfuerzos dirigidos al uso de la bicicleta y en materia de sustentabilidad con el desarrollo del propio edificio de la sede del Gobierno, destacó que “en el retraso influye el hecho de que todos los ministerios están en un proceso de mudanza hacia el sur. Cuando pase este reacomodamiento, el próximo paso es trabajar sobre las construcciones”.
En el rubro edificación, concedió que tienen algunas deudas, porque si bien hay leyes sobre eficiencia energética, leyes de energía solar y de terrazas verdes, que impactan sobre el sector construcción, “han tenido poca participación desde hace años de los sectores públicos y pocas posibilidades de aplicarse”. De hecho, el año pasado se estuvo trabajando en la reformulación de la ley de energía solar para conciliar una reforma, debido a la falta de claridad sobre sus cometidos.
En este aspecto quedó evidente que mientras el sector privado trata de avanzar con las demandas mundiales sobre la problemática y se ha preparado tecnológicamente, hay una desconexión con el sector público que legisla muchas veces de apuro una normativa que responde más a “buenas intenciones, pero no que incluye aspectos técnicos básicos y, por ende, a la hora de aplicarla es de difícil cumplimiento”.
Un tema federal
En síntesis, se resaltó que el problema energético sigue sin ser un tema federal, si bien la provincia de Buenos Aires lo ha encarado a través de la ley 13 059, aunque con escasos controles. El mejor ejemplo es el de Rosario, que mediante el decreto 8757 ha establecido una normativa que es el resultado de una iniciativa multisectorial y marca un antecedente a nivel nacional. Para 2017 está previsto su obligatoriedad en aquellas construcciones de más de 500 m2 de superficie.
En tal sentido, Juan Carlos Villalonga reconoció que en el caso de solar térmico puede formularse un esquema local y provincial, pero en el de fotovoltaica necesariamente tiene que ser federal. Por otro lado, en provincias como Santa Fe, el contexto es otro hay un margen de maniobra mayor porque cuentan con empresas provinciales que distribuyen y un ente que regula esos servicios, que no se da en el caso de la ciudad de Buenos Aires, donde están Edenor y Edesur que son controlados por el Ente nacional de regulación eléctrica, que es ajeno a la ciudad y, por ende, es escaso lo que se puede hacer a la hora de incentivar y dar los permisos.
Trabajar en forma conjunta
Desde un punto de vista práctico, Villalonga sugirió hacer un listado de lo que se ha venido planteando, establecer las prioridades para comenzar a trabajar desde la Agencia en forma conjunta con el sector académico y el privado para armar un pre proyecto que vaya a la Comisión de Medio Ambiente para que arranque con un importante grado de sensatez, acorde con la realidad actual y así presentarle temas concretos a los legisladores. “No sirven leyes con buenas intenciones, pero complicadas de aplicar, en las que falta establecer cuál será el planteo, como se controlará, su obligatoriedad, con qué dinero se hará, temas que muchas veces en el Legislativo se soslayan para que no pasen por la Comisión de Hacienda, donde el análisis es más fino, y muchas veces se frenan ”.
En esa línea de planteos, se propuso que, además de encarar un intercambio positivo sobre el que se fijó un compromiso, es relacionar la norma directamente con el beneficio para el constructor, ya que cuanto más tangible sea más rápido se aplicará sobre el proyecto.
Difundir las ventajas entre los usuarios
El caso español se puso como paradigma, de establecimiento de un código de edificación técnico que se cumple porque aporta incentivos para los usuarios conscientes del ahorro energético que representa y que, además, valoriza la propiedad.
En lo local, se señaló que surgen problemas en los edificios ya construidos de humedades y condensaciones que hay que resolver, muchas veces por desconocimiento por parte de los arquitectos y desarrolladores, a lo que se suma en los últimos años una baja en la calidad de las envolventes.
También se enfatizó sobre la necesidad de enfocar lo cultural; entre el público no se ha tomado conciencia de que se necesita ahorrar energía, no es un slogan vacío de contenido. En Alemania, por ejemplo, se pueden consumir hasta 30 kW, si se pasa ese límite cortan el suministro. Una medida de este tipo daría lugar a encendidas polémicas, ya que en general estamos acostumbrados a usar y abusar de la calefacción y del aire acondicionado, sin evaluar que la energía es un recurso cada vez más escaso. Lo cual también se relaciona con la falta de sinceramiento de las tarifas y la negación de aceptar la existencia de una crisis energética.
Fuente: Área Globales