Buenos Aires se ubica en el puesto 38, detrás de Santiago, San Pablo, y México, y delante de Rio de Janeiro, entre las ciudades latinoamericanas sostenibles incluidas en una selección. Las europeas lideran, con 7 de los 10 primeros puestos, incluyendo Frankfurt, Londres y Copenhague en los primeros tres.
Arcadis, consultora global en recursos naturales y construidos, publicó su primer Indice de Ciudades Sostenibles 2015, que, en base a datos de las Naciones Unidas, el Banco Mundial, o la Organización Mundial de la Salud, entre otros, genera un ranking compuesto de desarrollo sostenible a escala urbana. Esta clasificación permite analizar la posición de la Ciudad de Buenos Aires con respecto a indicadores de sostenibilidad en relación a otras 50 grandes ciudades del mundo, en términos sociales, ambientales, y económicos, según dio a conocer la UADE.
El índice evalúa, en conjunto y por separado, el impacto de las ciudades en relación a las tres dimensiones del desarrollo sostenible: la sociedad, el ambiente, y la economía. Mientras el factor social involucra consideraciones relacionadas puntualmente con la calidad de vida – acceso a transporte, alfabetización, inequidad, salud, educación, balance trabajo-vida – el factor económico analiza el ambiente empresario – la facilidad para hacer negocios – a su costo, la importancia de la ciudad en las redes globales, y la eficiencia energética, entre otros. Con respecto a los factores sociales, Buenos Aires toma el puesto 36 – por delante de las otras 4 ciudades latinoamericanas, y baja al 42 en la evaluación de factores económicos y empresariales. Con respecto al indicador de inequidad de ingresos, las 5 ciudades latinoamericanas figuran entre los 10 últimos puestos. Pero resulta interesante que, en los factores ambientales, que consideran la contaminación del aire, el manejo de residuos sólidos, el acceso a agua potable, la emisión de gases de efecto invernadero, y el mix de energías renovables, Buenos Aires se sitúa en el puesto 25, por encima de ciudades como Tokio, Chicago o San Francisco, que cuentan con políticas de sostenibilidad bien definidas y con fuerte aplicación dentro sus planes de desarrollo urbano.
En particular, se desprende la necesidad de promover nuevos modos y actitudes para la generación de cambios a nivel cultural para que el paradigma de un desarrollo sostenible se infiltre en todos los aspectos de la vida de ciudad, a través de programas de capacitación, concientización, e información. Estos programas permitirían ampliar la conciencia y el conocimiento a nivel social, maximizando la participación de toda la sociedad en temáticas de interés público a través de eventos de sensibilización y participación ciudadana, que deriven en acciones concretas y tangibles con impactos medibles sobre los sistemas (sociales, ambientales, y económicos) que conviven e interactúan en la ciudad.
Fuente: Áreas Globales