Las oficinas con espacios de trabajo colaborativo se venden mejor porque demuestran que son más flexibles a los cambios económicos. Detalles de una tendencia mundial. Entre 2016 y 2018, edificios con áreas de coworking no menor del 40 por ciento se vendieron mejor que otros con ocupación tradicional.
Un informe de la firma Cushman & Wakefield encontró que los edificios con áreas de coworking que tomaban no menos del 40 por ciento de la superficie de sus oficinas se vendieron con ganancias mayores que propiedades similares pero sin esas condiciones de alquiler. Estos datos de los Estados Unidos, sobre operaciones de 2016 al 2018 , se podrían extrapolar al mercado local.
Sin embargo, según las consultas realizadas en el mercado de Chicago, los inversores parecen sentirse más cómodos cuando el coworking representa entre el 15 al 30 por ciento de la superficie del edificios corporativos. Entre 2016 y 2018, edificios con áreas de coworking del 40 por ciento se vendieron mejor que otros tradicionales.
En todo el mundo, los desarrolladores que trabajan en el mercado de oficinas están evaluando cada vez más el impacto del coworking en la revalorización de sus edificios. Es muy común que los inversores quieran sentirse seguros de que van a ganar dinero al momento de vender sus propiedades. Una situación que, generalmente, se puede dar en ciclos de crecimiento económico, cuando existe un mercado laboral fuerte que impulsa la demanda de oficinas.
En momentos recesivos, los proveedores que trabajan juntos ocupan los espacios vacantes y alienten a que nuevos inquilinos se expandan en el edificio sin tener que rehacer un contrato de alquiler.
Pero ahora, la modalidad del coworking, que se está expendiendo muy fuertemente, abre una gran expectativa sobre si este sistema de trabajo podría resistir mejor los períodos recesivos. En ese caso, las condiciones de venta podrían ser ventajosas aún en los momentos económicos desfavorables.
A medida que las empresas se vuelcan al uso de oficinas compartidas, plataformas de trabajo colaborativo alquilan enormes superficies en edificios de oficinas para arrendarlas en diferentes formatos a nuevos jugadores.
Así, en los momentos recesivos, puede ocurrir que los proveedores que trabajan juntos ocupen los espacios vacantes, alienten a que nuevos inquilinos se expandan en el edificio sin tener que rehacer un contrato de alquiler nuevo, y las firmas pequeñas podrían arrendar espacios chicos para crecer en el futuro.
Por otro lado, las compañías mejoran la forma de ocupación de los edificios y evolucionan transformando el equipamiento o la logística para dar respuesta a las necesidades que detectan entre los usuarios. Lo que, a su vez, garantiza mejores índices de ocupación.
Los espacios informales de trabajo colaborativo producen ambientes atractivos y le dan lugar a nuevos emprendimientos con potencial de crecimiento.
No por nada, los inversores consideran que las grandes empresas de coworking inyectan vitalidad a los edificios o brindan flexibilidad para que nuevos inquilinos pueden estar más dispuestos a arrendar espacios de trabajo mutable. La experiencia de usuario, por otro lado, es la herramienta más eficaz para mejorar los niveles de ocupación en una oficina de coworking.
Los espacios más eficientes están generando mejor ocupación y mucha flexibilidad en la captura de potenciales inquilinos. La discusión es si esa modalidad podrá sostener los valores del arrendamiento y, como consecuencia, del negocio en edificios corporativos.
Fuente: Clarín.com