Ciudades tanto del norte como del sur del país están teniendo desde los últimos diez años un fuerte desarrollo inmobiliario debido al aumento de inversión en nuevos proyectos mineros, la atracción de capital humano y la actividad agroindustrial. En carpeta existen muchos proyectos a nivel país, donde los más importantes tienen que ver con inversión en infraestructura de transporte.
Por Daniela Salvador Elías
Históricamente el desarrollo inmobiliario en Chile se ha concentrado en las principales ciudades y áreas metropolitanas del país: Santiago, Valparaíso y Concepción.
No obstante, en la última década se ha generado un fuerte desarrollo de zonas que se han visto favorecidas por el buen desempeño de ciertos bienes y materias primas. Tal es el caso de las ciudades del norte del país, La Serena-Coquimbo, Copiapó, Antofagasta, Calama e Iquique (por el desarrollo minero), así como de aquellas vinculadas a la acuicultura: Puerto Montt y Puerto Varas.
Para Pablo Álvarez, Gerente de Vivienda y Urbanismo de la Cámara Chilena de la Construcción, estos proyectos son consecuencia del nivel de crecimiento que ha tenido el país en los últimos años, “Esto ha permitido el surgimiento de un creciente grupo de personas que cuentan con recursos para satisfacer sus deseos de vivir en espacios más amplios”.
Pablo Allard, Decano de la Facultad de Arquitectura y Arte de Universidad del Desarrollo, sostiene que “el proceso de reconstrucción luego del terremoto y tsunami del 2010 generó un crecimiento en la inversión que potenció a ciudades como Concepción, Talcahuano, Tomé, Constitución y Talca”.
Además, enfatiza que las áreas metropolitanas, particularmente Santiago, son los principales centros de negocios y servicios del país, lo que genera un crecimiento sostenido independiente de los vaivenes de la economía.
“En el caso de las ciudades emergentes regionales, particularmente aquellas asociadas a la industria minera como Antofagasta, Iquique y La Serena, en los últimos años han vivido un boom de desarrollo importante debido al aumento de inversión en nuevos proyectos mineros y la atracción de capital humano. Esto ha aumentado la población y demanda de suelo”.
En este sentido, de acuerdo a Álvarez, las tres ciudades secundarias con más desarrollo inmobiliario son Antofagasta, Puerto Montt y Arica.
Importantes proyectos
Existe una significativa cartera de proyectos en puerta para estas ciudades: sólo en Antofagasta hay alrededor de 25, mientras que en Puerto Montt y Puerto Varas se perfilan 40 nuevos proyectos. Valparaíso y Concepción, acumulan cerca de 100.
A su vez, los proyectos más importantes tienen que ver con inversión en infraestructura de transporte. En el caso de Santiago una fuerte inversión en la ampliación de la red de Metro, un nuevo teleférico y la construcción de corredores exclusivos de buses y ciclovías.
Por otro lado, recientemente se ha aprobado un Nuevo Plan Regulador Metropolitano que incorpora 10 mil hectáreas dentro del límite urbano, las cuales podrán urbanizarse si cumplen con una serie de condiciones de inversión, equipamiento y vivienda social por parte de los desarrolladores, señala Allard.
En Antofagasta, se ha generado una plataforma público-privada para la gestión y promoción de una cartera de proyectos que mejore la calidad de vida en una ciudad que posee un PIB similar al de Vancouver, pero que a su vez muestra uno de los peores índices de calidad de vida dentro de Chile.
“Esta iniciativa, denominada CREO Antofagasta, ha logrado articular una cartera de proyectos de espacio público, equipamiento y transporte cercana a los 700 millones de dólares”, expresa Allard.
Desafíos futuros
El 2016 será un año de contrastes, donde por un lado, se estarán construyendo todos los proyectos que el año pasado se vendieron en “blanco” o en “verde”, producto de la importante cantidad de personas que anticiparon su decisión de compra de una vivienda para no tener que enfrentar el aumento en el precio de los inmuebles que generará la Reforma Tributaria.
Pero, por otro lado, se verá una significativa contracción en las ventas inmobiliarias –de 15% en doce meses a nivel nacional y de 17,5% anual en el Gran Santiago– precisamente como consecuencia del proceso de adelantamiento de compra que se vivió en 2015.
Para Allard, el principal desafío de todas las ciudades chilenas ha sido ratificado en la nueva Política Nacional de Desarrollo Urbano, y tiene que ver con acortar la brecha de inequidad y segregación socio-espacial. “Estas brechas están de manifiesto en la concentración de guettos de vivienda social mal equipada en la periferia, así como la poca inversión pública en transporte e infraestructura social en barrios donde viven más de un millón y medio de personas”.
Otro desafío tiene que ver con mejorar la calidad del transporte público y contrarrestar el aumento de la congestión producto del crecimiento del parque automotor. Finalmente, está el desafío ambiental debido a los altos niveles de contaminación atmosférica de ciudades como Santiago, Chillán, Osorno o Temuco.