El plan del Gobierno completará este año un 40% de su inversión total. Este busca la promoción, desarrollo de áreas protegidas e implementación de servicios con Sello S.
La sustentabilidad se está abriendo camino en Chile, lo que se refleja en el Plan Nacional Turístico Sustentable (PNTS) iniciado el año 2014 por la Subsecretaría de Turismo y el Sernatur.
Hacia finales de 2017, se pretende completar el 39,3% de la inversión del plan, sumando más de $22.671 millones en desarrollo sustentable en áreas protegidas, promoción nacional e internacional y certificación de servicios turísticos, entre otros.
Uno de los componentes del plan es la promoción internacional. En este ítem, “hoy día hemos invertido $9 mil millones para dicha promoción. El próximo año pretendemos llegar a los $13 mil millones”, dice Javiera Montes, subsecretaria de Turismo.
El turismo sustentable es la industria que se compromete a ejercer bajo impacto sobre el medio ambiente, contribuye al desarrollo local y ayuda a generar ingresos y empleo para la población de la zona. En Chile ha logrado posicionarse como una actividad relevante para el país, y se espera que al 2020 represente el 6% del PIB, casi duplicando la cifra actual de 3,2%.
Si el 2013 el Sello S -distinción que garantiza sustentabilidad- fue adjudicado a seis alojamientos en el país, en los últimos en cuatro años sumaron 78 servicios turísticos, de los cuales 70 corresponden a alojamientos y ocho a agencias y tour operadores.
Así, el Sello S ha permitido instalar el tema de la sustentabilidad. “Es un camino que se va construyendo, lo importante es internalizar las prácticas sustentables y que se conviertan en un hábito”, dice Andrea Wolleter, vicepresidenta ejecutiva de Fedetur.
Así lo entendió Birds Chile, el primer tour operador en lograr el nivel 3 del Sello S. “Sistematizamos las evidencias de la forma de trabajo que tenemos con las comunidades locales y las políticas sobre cuidado del medio ambiente como no contaminar y no emitir plástico”, dice Teresa Montes, socia fundadora y encargada de operaciones.
Fuente: El Mercurio – Por: Giselle Garrote González