Según los economistas que asesoran a los candidatos presidenciales, antes de corregir los problemas se debe provocar un shock en las expectativas.
Los asesores económicos de los precandidatos presidenciales con chances de suceder a Cristina Kirchner mostraron ayer tener más coincidencias que las que suelen manifestarse entre sus jefes.
Ésa fue la sensación que flotó en el auditorio del Hotel Hilton, donde ayer se celebró una conferencia sobre Mercados Emergentes, organizada por la Universidad Torcuato Di Tella junto con el Comité Latinoamericano de Asuntos Financieros, con el apoyo del Banco de la Ciudad.
Aunque el seminario tenía carácter internacional, el debate más convocante fue el que juntó a los economistas Miguel Bein (asesor del precandidato Daniel Scioli), Javier González Fraga (por la UCR), Federico Sturzenegger (Pro) y Miguel Peirano (Frente Renovador).
No sorprende: habían sido convocados para hablar sobre las perspectivas de la economía argentina, lo que los obligaría a plantear políticas para la próxima administración.
El debate, coordinado por el consultor Nicolás Dujovne, no sólo arrojó una coincidencia general sobre el rol central que la inversión debería tener como motor de la economía local en los años que vienen, sino que reveló además consenso sobre la idea de generar un shock para luego poder manejar los cambios que deban hacerse en lo cambiario, lo fiscal y lo organizacional “con realismo gradualista”. La idea de aprovechar la creencia de los mercados de un “fin de ciclo” (esa que hoy explica la valoración que mostraron en los últimos meses las acciones y los bonos argentinos) había sido instalada en la mañana por el economista Guillermo Calvo. “Hay que aprovechar esa expectativa para confirmarla con decisiones que muestren vocación de volver a la normalidad”, dijo al ser consultado sobre la situación local.
Por la tarde, los economistas valoraron la oportunidad que genera esa situación como una chance para encarar las correcciones que la economía necesita sin caer necesariamente en un ajuste.
Definiciones por cuatro
González Fraga, por caso, consideró que la próxima administración tiene que “ser gradualista en la reducción de la inflación y del gasto público”, pero que tiene que aplicar una política de “shock” para impulsar las exportaciones y la inversión.
Peirano coincidió al señalar que tiene que haber “un cambio fuerte en el ordenamiento de las variables” que ayude a “los empresarios argentinos que están esperando para invertir” a decidirse a hacerlo. “Habrá márgenes de maniobra más allá de las tensiones que genera el cambio en el clima financiero global”, vaticinó.
Miguel Bein, bajo el atento seguimiento de Pepe Scioli (hermano del gobernador), ponderó que “por la vía del financiamiento” se pueda encarar “un ordenamiento paulatino en lo fiscal y en lo tarifario”. Pero advirtió que hay que plantear “una agenda para pasar del crecimiento al desarrollo”, y llamó a tener “consensos básicos y acuerdo políticos y parlamentarios en torno a eso”. Y reconoció que la rentabilidad de las empresas “hoy está comprometida”.
Sturzenegger, por su parte, se mostró confiado en los beneficios que traerá el “incremento de la inversión y del consumo” por el “cambio de clima”. “El año que viene la Argentina libera su restricción externa, lo que le permitirá pasar del ajuste kirchnerista a una economía con más márgenes de acción”, proclamó, confiado, antes de recordar que el Gobierno “se ocupó de estimular la demanda y no de la oferta. Lo que hay que hacer es volver a poner el acento en la oferta”, insistió.
Los cuatro economistas coincidieron además en valorar al bajo nivel de deuda pública como el “mejor activo” que legará el actual Gobierno. Y también a la hora de reseñar el derrotero que esperan que siga la economía en lo que resta del año, insinuando una leve recuperación posibilitada por los efectos balsámicos del atraso cambiario.
Las coincidencias hicieron que algunos asistentes entiendan la lógica que manejan los que apuestan en este contexto a los activos argentinos. “Si lo que se escuchó es lo que viene; ahora entiendo por qué compran”, comentó uno de ellos al dejar el salón.
Fuente: La Nación