Las universidades de Yale y Columbia realiza cada dos años un reporte que evalúa el desempeño ambiental de 180 países, midiendo no sólo cómo protegen los ecosistemas sino también la salud humana, con el objetivo de proveer de una herramienta práctica para que quienes crean políticas pueden entender y mejorar el desempeño de sus países en materia ambiental. En 2016, Argentina alcanzó el puesto 43.
Según el documento, el valor no descansa tanto en el ranking general, que existe para crear competencia sana, sino en las métricas por cada tema, las cuales pueden funcionar como un diagnóstico para que cada nación conozca sus debilidades y fortalezas, comparándose con otros de su región y conociendo cómo han evolucionado en este tiempo. El marco de trabajo incluye 9 grandes temas y 20 indicadores. Los temas son: clima y energía, biodiversidad y hábitat, pesca, bosques, agricultura, suministros de agua, impactos a la salud, calidad del aire y saneamiento de agua. La edición de 2016 ya está aquí y México ocupa el lugar 67.
Entre los resultados más relevantes del EPI, según sus creadores, está que de forma global hay progreso en áreas como impactos a la salud, acceso a agua potable y acceso a sanidad; mientras que otros, como calidad del agua y pesca no solo han mejorado sino que tienen un peor desempeño que antes. El avance es lento y algunas buenas tendencias eclipsadas por las malas. Por ejemplo, las naciones protegen más que nunca el hábitat marino, pero las reservas de peces están declinando.
El reporte también recuerda que el desarrollo económico puede llevar a mejoras en algunas áreas, pero al mismo tiempo se asocia con el aumento de peligros ambientales. Por ejemplo, los países en Asia van adquiriendo riqueza e invierten en infraestructura, mejorando el acceso a agua potable, pero al aumentar la producción industrial empeora la calidad del aire.
EPI recomienda que todos los países desarrollen indicadores relevantes basados en ciencia, lo que permite una mejor medición y administración de los recursos. En el mismo tema de los indicadores, el documento advierte que para medir el avance de los países después del acuerdo en París se deberá crear un mejor sistema que permita conocer el desempeño en cambio climático.
Fuente: ComunicaRSE