A pesar de estar atravesando el pico de la pandemia de Covid-19, Argentina ya comienza a pensar en la economía que vendrá luego de terminada la cuarentena. En ese contexto, el mercado inmobiliario se presenta como uno de los actores principales a la hora de planificar la reactivación ¿Podrá el real estate ser la clave del renacer post-coronavirus?
Consultados sobre las bondades de la inversión inmobiliaria, un selecto grupo de brokers de la ciudad, no dudaron en afirmar que la apuesta por el ladrillo es la que mayor estabilidad y rendimiento ha tenido en Argentina en las últimas décadas.
Los brókers frente a la inversión inmobiliaria
Para Fernando Pozzi, Socio de Inmobiliaria Pozzi, “el ladrillo es la mejor inversión de los últimos 30 años. Es resguardo de valor, es segura y sumados el capital más la renta es el único con rendimiento positivo, dejando atrás al dólar y al plazo fijo”.
Compartiendo la opinión de su colega, Roberto Vivaldo, Presidente de Centrury 21 Argentina, cree que “la inversión en ladrillos trae como resultado final siempre buenos dividendos, particularmente si se trata de responder a una inversión a largo plazo. Quién invierte en m2 en Argentina se posiciona frente a otros activos recurrentes, aún en momentos de fuertes caídas. Incluso imaginando una fuerte baja del precio construido hoy, mantiene buenas expectativas dado el margen frente al costo de construcción vigente”.
Miguel Altgelt, Presidente de Altgelt Negocios Inmobiliarios, sostiene por su parte que “los que estamos en el mercado inmobiliario sabemos que, a pesar de las caídas como en este momento, el ladrillo es la mejor inversión. Los que hasta hace poco hablábamos de 3000/3500 dólares el m2, ahora hablamos de un 20% menos, o sea 2400/2800. En 1990 hablábamos de 1200/1500. Si nosotros calculamos la renta de esos 30 años y el ladrillo que no se mueve, es difícil mejorar esa situación”.
Además de la solidez que ha demostrado tener la inversión inmobiliaria en el país, los brokers coinciden en que la inversión en ladrillos está muy arraigada en la idiosincrasia argentina, ya que se lo considera un resguardo de valor frente a las continuas crisis.
Para Diego Hodara, CEO de Titanium Realty Group y especialista en el mercado norteamericano, “el argentino no confía en el sistema bancario de su país y, por ende, existe una cultura de invertir en ladrillos. Además, está acostumbrado a vivir con alta inflación y el real estate es una buena opción de inversión en mercados con alta inflación. En varios mercados del mundo, sobre todo en Estados Unidos, se puede invertir en real estate con apalancamiento bancario. Dependiendo del costo de deuda, uno puede lograr un mayor rendimiento a su inversión. Además, el real estate es un “hedge” contra inflación y, en ciertos mercados, tiene ventajas impositivas respecto a inversiones en otros activos”.
En una línea similar, Ariel Champanier, CEO de RE/MAX Premium, cree que “por todas las crisis que hemos pasado, el ladrillo siempre se vio como resguardo de valor y de chicos nos enseñaron la importancia de tener nuestra propia casa. Se trata de una inversión con muchísima menos volatilidad, en algo que es primera necesidad y que siempre va a faltar, más en la Argentina donde hay un déficit importante de viviendas”.
Financiamiento y reactivación
Los brokers consultados opinaron además sobre las herramientas de financiación con las que cuenta el país, y las que restaría sumar para generar un mercado más dinámico y que pueda incentivar la reactivación post-cuarentena.
Para Diego Migliorisi, Socio Gerente de la inmobiliaria que lleva su nombre, “la financiación debe dividirse en expansiva, para quienes precisan crecer tanto en materia personal o comercial, e inversiones sociales y universales para los que precisan dar un primer paso. Hay mucha gente que necesita esa ayuda pero la calificación crediticia, los plazos y su situación laboral los excluye. Las tasas y los plazos deben ser razonables para que el objetivo del crédito sea posible como lo es en Europa o en Estados Unidos”.
En opinión de Champanier, “claramente tener créditos ayudaría mucho al mercado, el tema es que para tener créditos primero tener que bajar la inflación y poner reglas claras, son temas bien de fondo. Por el momento no creo que eso vaya a pasar en la Argentina”.
Vivaldo agrega que “en la Argentina ya se han tomado medidas con la finalidad de canalizar el ahorro hacia inversiones de largo plazo a través del mercado de capitales, mediante fondos comunes de inversión cerrados y los fideicomisos financieros. Las nuevas medidas anunciadas por la CNV buscan regular y atraer inversiones que terminen impactando en la economía real y especialmente en el mercado inmobiliario y que sin dudas son siempre bienvenidas. A esto debemos sumarle un contexto impositivo atractivo y una revisión del crédito en busca de bajar las tasas y ser competitivos de manera que el crédito hipotecario sea una política de estado y pueda ser considerado para analizar inversiones, como el rubro lo amerita a largo plazo”.
Finalmente, los brokers se refirieron a las oportunidades que el mercado post-cuarentena podría ofrecer, especialmente para aquellos inversores que poseen los dólares disponibles para volcarlos al real estate.
Fernando Pozzi sostiene que “en obra nueva, veo buenas oportunidades, si hoy se tiene la tierra comprada, con las aprobaciones y planos del proyecto, quien tome la iniciativa y el riesgo de construir 100% en pesos un nuevo producto y con un ticket que no existe hace años, seguramente tendrá buenas chance. Los nuevos proyectos en pozo hoy son los más beneficiados por la baja del costo de construcción medidos en dólares y creo que tienen buen “timming” para ser lanzados ahora al mercado. Van en búsqueda de seducir al inversor que tiene los dólares vivos generando un nuevo mercado. Directa o indirectamente ayudará a poner en órbita la oferta del usado, que en muchos casos quedaron publicados y olvidados con precios de otra época. Si esto se diera así, creo que para 2021 veremos un nuevo mercado inmobiliario más competitivo”.
Por último, para Altgelt “hoy resulta difícil aventurarse. En lo nuevo hay que bajar los costos, especialmente el impositivo. En el usado las oportunidades pueden estar pero no creo que exista hoy el inversor. Las operaciones que se realizarán son las de consumidor final en departamento vacío”.