Por Roberto Agosta, Director de AC&A Ingenieros-Economistas-Planificadores
La Ciudad de Buenos Aires, tercera área metropolitana más poblada de América Latina, tiene una oportunidad histórica de crear, luego de más de 50 años de discusión, un Ente de Transporte para el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). La actual circunstancia donde los tres gobiernos (de la Ciudad, de la Provincia y Estado Nacional) tienen igual signo político, se podría avanzar en un genuino intento de solucionar la desesperante situación del sistema de transporte del AMBA.
Es por esto que parece oportuno comentar algunos de los grandes temas que entendemos deberían ser los primeros de la agenda del nuevo Ente, que deberá tener la capacidad de diseñar y encarar sin demora un conjunto de proyectos desafiantes y de alto impacto que puedan acreditarlo ante una justificadamente escéptica ciudadanía.
- Las redes estructurantes de transporte público
El sistema de transporte público del AMBA tiene dos redes estructurantes de alta capacidad: sus 800 km de ferrocarril y sus 50 km de subterráneo. Ambas con importantes retrasos en cuanto a su modernización y calidad del servicio al pasajero.
En cuanto al ferrocarril, en los últimos años se han sucedido una serie de inversiones, principalmente en la compra de nuevos trenes, pero sin una debida planificación de las inversiones. Además existen obras que se consideran necesarias para mejorar la calidad del sistema, en particular las necesarias para mitigar la interferencia del ferrocarril con la red vial, y la discusión y el planeamiento de la Red Expreso Regional, de la cual el Gobierno ha propuesto una alternativa que debe analizarse.
En el caso del Subte debe reverse el anacrónico proyecto de expansión de la Ley 670/2001 de la Ciudad, que no es sino una réplica de un proyecto de hace sesenta años, que visto en el contexto de la ciudad actual tiene notorias limitaciones y acarreará importantes problemas a los pasajeros. Es probable que se justifique fácilmente la duplicación de la extensión de la red de subterráneos de Buenos Aires, además de la realización de una serie de obras de modernización largamente postergadas.
- Los sistemas intermedios y el colectivo
La Ciudad de Buenos Aires ya implementó una serie de sistemas de ómnibus en carriles exclusivos, como los Metrobus en la Av. 9 de Julio, Juan B. Justo, del Sur y el de la Av. Cabildo.
En la actualidad, el gobierno de la Provincia está evaluando nuevos sistemas en varios distritos del conurbano. Este tipo de iniciativas ya habían sido propuestas hace unos años. Nuestro equipo estudió la recuperación del abandonado ramal P1 del antiguo Ferrocarril Provincial (que uniría municipios del sur del Conurbano con las líneas de subterráneos C y E) y una propuesta para rediseñar en varias etapas el Camino de Cintura. Estas y otras iniciativas fenecieron hasta el momento porque no existe el nivel institucional que las haga suyas.
- Grandes centros de transbordo
Uno de los grandes padecimientos de los usuarios del transporte público en Buenos Aires es el problema del transbordo. Casi dos millones de personas por día provenientes del Conurbano transbordan en Constitución, Retiro, Once, Liniers, Federico Lacroze, Puente de La Noria, avenida Sáenz, Chacarita y Palermo. Se impone realizar estudios y proyectos serios y profundos que reduzcan los tiempos e incomodidades de los transbordos y faciliten el uso del transporte público.
- Grandes decisiones de infraestructura
Aunque no podemos extendernos ahora en este punto, existen en el Área Metropolitana por lo menos tres grandes decisiones de infraestructura pública que deben analizarse, consensuarse entre las jurisdicciones e implementarse: la Autopista Ribereña (ahora Paseo Del Bajo en proceso de proyecto), el Aeroparque Metropolitano y el Puerto de Contenedores. Cada uno de estos proyectos requiere de estudios para definir las mejores alternativas para crear consensos y favorecer decisiones cada vez más impostergables.
- La planificación del uso del suelo
Los planificadores de transporte saben que el mejor viaje es el que no se hace, o aquel que puede hacerse caminando o en bicicleta, por lo cual una de las claves de la mejor utilización del sistema es la adecuada localización de la población.
El crecimiento periférico de baja densidad que comenzó en Buenos Aires hace treinta años y que explotó en la década del 90, afecta negativamente el sistema de transporte de toda el Área Metropolitana, contribuyendo a la megacongestión de las autopistas y los accesos y debilitando al sistema de transporte público.
El mejoramiento del sistema de transporte sin una adecuada regulación del uso del suelo induce a movimientos cada vez más centrífugos de la población, que hacen más y más ineficiente al sistema de transporte. En la Agenda del Ente de Transporte no debería faltar el abordaje de esta problemática por parte de todas las jurisdicciones en conjunto.
- La capacidad institucional
Un Ente de Transporte debe proveer capacidad técnica de alto nivel y creatividad para todas las jurisdicciones del Área Metropolitana. Este es otro de los desafíos que nuestras autoridades políticas deberán resolver.
- El financiamiento del sistema
Como en casi todos los problemas de políticas públicas, el talón de Aquiles del futuro Ente de Transporte de Buenos Aires será su financiamiento. Sin el rediseño del sistema de financiamiento para hacerlo a la vez sustentable y equitativo, tanto para la tarifa como para las obras de inversión, cualquier iniciativa fracasará.
El sistema de transporte de Buenos Aires padece de 60 años de desinversión. El patrimonio de infraestructura de transporte con que cuenta cada habitante de Buenos Aires hoy es la mitad del que contaban nuestros abuelos en la década de 1940. La única forma de encontrar una solución es revertir este proceso.
Fuente: Smart Cities Latam